Peñaranda de Duero
Peñaranda de Duero
Peñaranda de Duero es una de las villas más bellas y pintorescas de la provincia de Burgos, gracias a su patrimonio medieval y a su imponente castillo, que domina, con su silueta, todo el conjunto.
La villa presenta un casco medieval de planta alargada en la ladera del cerro del castillo, en el que se distribuyen mezclados los edificios religiosos y señoriales con el resto del caserío, construido tradicionalmente con adobe y entramados de madera.
Asentado directamente sobre la roca y dominando el espacio circundante, se halla el castillo de Peñaranda, nacido con fines defensivos en los siglos altomedievales, aunque los restos actuales haya que datarlos en el siglo XV.
Una muralla rodeaba originalmente casi todo el caserío y, en la actualidad, queda un buen paramento que bordea la carretera y dos de las tres puertas de acceso a la villa, el “Arco de las Monjas”, y la que da entrada a la Plaza Mayor, obra del siglo XVI, con casas con soportales. En este singular espacio se reúnen, con la perspectiva del castillo de fondo, los principales atractivos de la villa. Presidiendo la plaza se alza majestuosa la fachada principal de la que fuera Colegiata Abacial de Santa Ana gracias a la Bula Pontifica concedida por Paulo V en 1605. La otra gran joya arquitectónica la constituye el Palacio de Avellaneda, encargada por Don Francisco de Zúñiga y Avellaneda, tercer Conde de Miranda, a comienzos del siglo XVI y atribuido a Francisco de Colonia o a Nicolás de Vergara, que se considera una de las obras cumbre del plateresco español. En su portada luce el escudo de los Zúñiga entre tenantes y en su interior se disponen alrededor del elegante patio central diversas habitaciones bellamente decoradas.Tampoco podemos olvidar el rollo gótico trasladado a este lugar en 1959, símbolo de justicia, que destaca por tener una esbeltez y elegancia extraordinarias.
Enfrentada a la plaza del Duque se abre una plazuela por la que discurre al fondo la calle Real, en la que se encuentra el ayuntamiento y algunas casonas renacentistas y barrocas, así como la farmacia de los Ximeno, que conserva la antigua botica del siglo XVII.
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Las viviendas populares de Peñaranda, unas de las más bellas y conocidas de La Ribera, están construidas con adobe y entramado de madera, de poca profundidad y dos plantas, más un sobrado abuhardillado. La planta baja se destinaba a lagar y otros menesteres, mientras que la superior albergaba la cocina y los dormitorios. También contaba con sótano para acceder a las bodegas subterráneas que se distribuyen por todo el espacio urbano. En la fachada principal es muy común la existencia de balcones de madera, algunos de gran tamaño, a modo de solanas.
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Peñaranda de Duero
Peñaranda de Duero es una de las villas más bellas y pintorescas de la provincia de Burgos, gracias a su patrimonio medieval y a su imponente castillo, que domina, con su silueta, todo el conjunto.
La villa presenta un casco medieval de planta alargada en la ladera del cerro del castillo, en el que se distribuyen mezclados los edificios religiosos y señoriales con el resto del caserío, construido tradicionalmente con adobe y entramados de madera.
Asentado directamente sobre la roca y dominando el espacio circundante, se halla el castillo de Peñaranda, nacido con fines defensivos en los siglos altomedievales, aunque los restos actuales haya que datarlos en el siglo XV.
Una muralla rodeaba originalmente casi todo el caserío y, en la actualidad, queda un buen paramento que bordea la carretera y dos de las tres puertas de acceso a la villa, el “Arco de las Monjas”, y la que da entrada a la Plaza Mayor, obra del siglo XVI, con casas con soportales. En este singular espacio se reúnen, con la perspectiva del castillo de fondo, los principales atractivos de la villa. Presidiendo la plaza se alza majestuosa la fachada principal de la que fuera Colegiata Abacial de Santa Ana gracias a la Bula Pontifica concedida por Paulo V en 1605. La otra gran joya arquitectónica la constituye el Palacio de Avellaneda, encargada por Don Francisco de Zúñiga y Avellaneda, tercer Conde de Miranda, a comienzos del siglo XVI y atribuido a Francisco de Colonia o a Nicolás de Vergara, que se considera una de las obras cumbre del plateresco español. En su portada luce el escudo de los Zúñiga entre tenantes y en su interior se disponen alrededor del elegante patio central diversas habitaciones bellamente decoradas.Tampoco podemos olvidar el rollo gótico trasladado a este lugar en 1959, símbolo de justicia, que destaca por tener una esbeltez y elegancia extraordinarias.
Enfrentada a la plaza del Duque se abre una plazuela por la que discurre al fondo la calle Real, en la que se encuentra el ayuntamiento y algunas casonas renacentistas y barrocas, así como la farmacia de los Ximeno, que conserva la antigua botica del siglo XVII.
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