Gumiel de Mercado
Gumiel de Mercado
Interesante conjunto urbano de trazado medieval donde destacan varias casas nobles, las puertas de la muralla y dos imponentes iglesias.
El entramado urbano de esta localidad es típicamente medieval, de calles estrechas y caserío apiñado de construcciones tradicionales en piedra, adobe y entramados de madera salpicado por casonas blasonadas. En su día la localidad estuvo amurallada aunque sólo quedan del recinto defensivo dos puertas renovadas en el siglo XVII. A finales de la Edad Media, Gumiel del Mercado albergó una de las más importantes aljamas judías de la comarca, seguramente en relación con el mercado que se celebraba en este núcleo de población, cuya importancia y renombre dentro del entorno dio su apellido al pueblo, permitiendo así distinguirlo del vecino Gumiel de Izán. Del castillo no quedan restos aunque hay constancia de su existencia. Actualmente, bajo el denominado cerro del castillo se disponen numerosas bodegas y lagares tradicionales que dan a este lugar aspecto de “aldea hobbit”.
Dos amplias iglesias, la de San Pedro Apóstol y la de Santa María la Mayor, son las que confieren singularidad al perfil urbano.
La iglesia de San Pedro Apóstol comenzó a levantarse hacia el segundo cuarto del siglo XV con sillería caliza. Se compone de dos naves y dos capillas abiertas en el muro de la epístola. En el exterior del templo destaca la torre rematada en matacanes, del primer tercio del siglo XV, uno de los mejores ejemplos de encastillamiento de un templo bajomedieval. En efecto, el edificio se vio influido notablemente por las construcciones civiles de fortalezas, atalayas y torres albarranas. En una de sus almenas aparece esculpida una cruz que forma parte del escudo de Juan Sánchez, constructor del templo, y también el escudo de armas del Concejo de Gumiel del Mercado.
El templo de Santa María la Mayor es más amplio y moderno que el de San Pedro Apóstol. En 1440, ya existía un templo dedicado a Santa María que debió ser destruido al construirse el actual. En 1517 se encontraba en plena construcción, cuando obtuvo la protección del Cardenal Cisneros. Las obras se prolongaron hasta el siglo XVII, fecha en la que se acabó la construcción de la torre por Juan de Naveda. Aunque aparece en ella el escudo de don Francisco Sandoval y Rojas, primer duque de Lerma, que detentó el poder en la villa, fue financiada por la parroquia. En su conjunto se trata de un amplio edificio de tres naves y cuatro tramos, con una cabecera cuadrada presidida por un monumental retablo barroco, de finales del siglo XVII, que contiene seis lienzos con escenas de la vida de Cristo, firmados por el pintor madrileño Bartolomé Pérez. En el centro del mismo, en una preciosa hornacina y sobre un trono, aparece la extraordinaria imagen sedente de Nuestra Señora de Santa María la Mayor, tallada a finales del siglo XV. En las naves de la epístola y del evangelio encontramos otra serie de retablos barrocos dedicados, entre otros, a La Inmaculada Concepción, a San Antón y a San Isidro Labrador. Otro elemento destacado es una magnífica imagen barroca de la Resurrección.
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Interesante conjunto urbano de trazado medieval donde destacan varias casas nobles, las puertas de la muralla y dos imponentes iglesias.
El entramado urbano de esta localidad es típicamente medieval, de calles estrechas y caserío apiñado de construcciones tradicionales en piedra, adobe y entramados de madera salpicado por casonas blasonadas. En su día la localidad estuvo amurallada aunque sólo quedan del recinto defensivo dos puertas renovadas en el siglo XVII. A finales de la Edad Media, Gumiel del Mercado albergó una de las más importantes aljamas judías de la comarca, seguramente en relación con el mercado que se celebraba en este núcleo de población, cuya importancia y renombre dentro del entorno dio su apellido al pueblo, permitiendo así distinguirlo del vecino Gumiel de Izán. Del castillo no quedan restos aunque hay constancia de su existencia. Actualmente, bajo el denominado cerro del castillo se disponen numerosas bodegas y lagares tradicionales que dan a este lugar aspecto de “aldea hobbit”.
Dos amplias iglesias, la de San Pedro Apóstol y la de Santa María la Mayor, son las que confieren singularidad al perfil urbano.
La iglesia de San Pedro Apóstol comenzó a levantarse hacia el segundo cuarto del siglo XV con sillería caliza. Se compone de dos naves y dos capillas abiertas en el muro de la epístola. En el exterior del templo destaca la torre rematada en matacanes, del primer tercio del siglo XV, uno de los mejores ejemplos de encastillamiento de un templo bajomedieval. En efecto, el edificio se vio influido notablemente por las construcciones civiles de fortalezas, atalayas y torres albarranas. En una de sus almenas aparece esculpida una cruz que forma parte del escudo de Juan Sánchez, constructor del templo, y también el escudo de armas del Concejo de Gumiel del Mercado.
El templo de Santa María la Mayor es más amplio y moderno que el de San Pedro Apóstol. En 1440, ya existía un templo dedicado a Santa María que debió ser destruido al construirse el actual. En 1517 se encontraba en plena construcción, cuando obtuvo la protección del Cardenal Cisneros. Las obras se prolongaron hasta el siglo XVII, fecha en la que se acabó la construcción de la torre por Juan de Naveda. Aunque aparece en ella el escudo de don Francisco Sandoval y Rojas, primer duque de Lerma, que detentó el poder en la villa, fue financiada por la parroquia. En su conjunto se trata de un amplio edificio de tres naves y cuatro tramos, con una cabecera cuadrada presidida por un monumental retablo barroco, de finales del siglo XVII, que contiene seis lienzos con escenas de la vida de Cristo, firmados por el pintor madrileño Bartolomé Pérez. En el centro del mismo, en una preciosa hornacina y sobre un trono, aparece la extraordinaria imagen sedente de Nuestra Señora de Santa María la Mayor, tallada a finales del siglo XV. En las naves de la epístola y del evangelio encontramos otra serie de retablos barrocos dedicados, entre otros, a La Inmaculada Concepción, a San Antón y a San Isidro Labrador. Otro elemento destacado es una magnífica imagen barroca de la Resurrección.
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