Ruta del Viso
Ruta del Viso
Esta ruta debe su nombre al Páramo de El Viso, gran protagonista de este recorrido, que discurre en torno a él, entre pinos y viñedos.
Comenzamos la ruta en Gumiel de Mercado, en el Camino de El Viso y según ascendemos tomamos la senda de la derecha entre fincas de almendros, que junto con los viñedos y pinares dan color al camino hasta llegar a Quintana del Pidio. Esta población se sitúa bajo un cerro donde se erigió un castillo y que hoy alberga bodegas subterráneas para envejecer el vino.
El camino de Fuentespino nos lleva al paraje de Carramozón, desde donde descendemos al valle repleto de viñedos hasta encontrar la Ermita de San Juan, último vestigio del pueblo de Monzón, del que fue parroquia. Retomamos el Páramo de El Viso y en un descenso entre pinos llegamos a Gumiel del Mercado. Población en la que los restos de su antigua muralla, alguna de sus puertas de entrada y el aire de fortaleza de su Iglesia de San Pedro Apóstol, con torre almenada, reflejan la belicosidad de la zona en el pasado, frontera con los territorios bajo dominio musulmán.
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Ruta del Viso
Esta ruta debe su nombre al Páramo de El Viso, gran protagonista de este recorrido, que discurre en torno a él, entre pinos y viñedos.
Comenzamos la ruta en Gumiel de Mercado, en el Camino de El Viso y según ascendemos tomamos la senda de la derecha entre fincas de almendros, que junto con los viñedos y pinares dan color al camino hasta llegar a Quintana del Pidio. Esta población se sitúa bajo un cerro donde se erigió un castillo y que hoy alberga bodegas subterráneas para envejecer el vino.
El camino de Fuentespino nos lleva al paraje de Carramozón, desde donde descendemos al valle repleto de viñedos hasta encontrar la Ermita de San Juan, último vestigio del pueblo de Monzón, del que fue parroquia. Retomamos el Páramo de El Viso y en un descenso entre pinos llegamos a Gumiel del Mercado. Población en la que los restos de su antigua muralla, alguna de sus puertas de entrada y el aire de fortaleza de su Iglesia de San Pedro Apóstol, con torre almenada, reflejan la belicosidad de la zona en el pasado, frontera con los territorios bajo dominio musulmán.