
Sasamón
Sasamón
La milenaria villa de Sasamón, de origen romano, extiende su bien cuidado caserío ante la magnífica iglesia de Santa María la Real, de porte catedralicio y sin parangón en toda la provincia burgalesa. Antigua Segisama prerromana, aquí César Augusto dirigió las guerras contra los cántabros (26 al 19 a.C.). Fue villa realenga y sede episcopal.
En las cercanías encontramos restos de tres puentes y una vía de época romana. Destacan en la localidad la ermita de San Isidro que conserva una bellísima cruz triunfal del siglo XVI, varias casas blasonadas, la Plaza Mayor con soportales y la Puerta Medieval con escudo real y tramos de murallas.
La iglesia de Santa María la Real es del siglo XIII. De aires catedralicios es de cinco naves con crucero y bello claustro. Es magnífica la portada principal del siglo XIII, réplica de la del Sarmental de la Catedral de Burgos. En su interior guarda numerosos tesoros artísticos como varios valiosos retablos, tallas, púlpito del siglo XVI, tapices, pinturas, ropas litúrgicas, cantorales etc.
La Villa de Sasamón cuenta con interesantes museos como la Casa Museo de Salaguti, el Museo Municipal de Pintura y el Museo Néstor Calzada de miniaturas.


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Más info
Sobre una ligera elevación, en el valle del río Odra, se emplaza la milenaria villa de Sasamón. Hace unos 2.200 años, Segisamo, que significa “la más fuerte”, se convirtió en la capital de los turmogos, pueblo que ocupaba el sector centro-meridional de la provincia de Burgos.
En la época romana, Segisamo fue adquiriendo una relevancia estratégica cada vez mayor. Primero, por encontrarse al paso de dos de las más destacadas vías romanas, la Vía Aquitana y la Tarraconense. Y después, porque Octavio Augusto eligió, en el año 26 a.C., este lugar para el establecimiento del campamento desde el cual se iba a llevar a cabo la guerra contra los cántabros.
Gracias a los numerosos hallazgos arqueológicos, se sabe que la extensión que tenía Segisamo era cuatro veces superior a la del actual pueblo de Sasamón. Los restos de las calzadas romanas, los puentes de Trisla, San Miguel y Puente Nueva, parte de un acueducto, capiteles, edificios públicos y hasta restos de un teatro romano, así como muchos objetos particulares, como mosaicos, inscripciones, estelas, figurillas y joyas, que podemos contemplar en el Museo parroquial, nos hablan de la gran entidad del asentamiento.
Tras la ruina de la civilización y de las ciudades romanas, Sasamón reaparece como núcleo rural en los albores del segundo milenio, para lograr enseguida un elevado rango institucional al convertirse en sede episcopal con el establecimiento en el mismo del obispo don Munio en el año 1059. Ciertamente, la sede episcopal de Sasamón tendrá una vida efímera, pues en 1128 el rey Alfonso VII entregará la iglesia de Sasamón al Obispo de Burgos, pero la villa no perderá por ello su vigor. Prueba de ello es que, a principios del siglo XIII, coincidiendo con un momento de particular prosperidad económica, y cuando aún no se había terminado la iglesia que se estaba construyendo, ya denominada Iglesia de Santa María la Real, ésta se engrandece con la soberbia construcción gótica que hoy conocemos, ampliada con sucesivas obras hasta el siglo XVIII.
De la muralla que rodeó la población desde el siglo XV sólo se conserva un arco con una torre y un lienzo de muralla adosado. Sobre el arco campea el escudo real, símbolo de su condición de villa realenga.
Otro momento de esplendor para la villa fue el siglo XVI, cuando se llevaron a cabo importantes obras en la iglesia y se levantaron en el pueblo numerosas e interesantes casas. De esta época es la Casa de los Valtierra, construida por un seguidor de Vigarny, destacando en ella el arco de la portada, flanqueado por columnas estriadas y un frontispicio triangular de modelo toledano. Observando los dinteles de las puertas de algunas casas, podemos ver cómo aún se conservan escudos con cálices y llaves cruzadas, que significan que la casa era propiedad del Cabildo parroquial. Frente a la iglesia de Santa María la Real se abre la Plaza Mayor, de planta irregular y soportales en dos de sus lados. Una inscripción señala que fueron realizados en tiempos de Carlos III
En las afueras de la población, la ermita de San Isidro, del siglo XVII, acoge la Cruz del Humilladero, de más de seis metros de altura. Constituye el ejemplar más monumental y rico de los antiguos cruceros hispánicos. Fechable en torno a 1500 y próximo al círculo de los Colonia, representa la Historia de la Salvación, y la Redención del hombre por la muerte de Cristo, desde el pecado original hasta la Coronación de la Virgen.
Asimismo, puede visitarse la Casa Museo de Salaguti, artista local, que mantiene una exposición permanente de esculturas en su estudio; también el Museo de Arte Contemporáneo Miguel Ángel Arce y el Museo de miniaturas de Néstor Calzada. En Mazariegos, término ubicado cerca de la localidad, merece la pena ver la portada románica de la iglesia de San Miguel.
La tradición pervive en las fiestas, siendo las más importantes las de San Isidro, el 15 de mayo, y las fiestas patronales en honor de Santa María la Real, el 8 de septiembre. En Semana Santa, es impresionante la Pasión viviente del Viernes Santo.
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Sasamón
La milenaria villa de Sasamón, de origen romano, extiende su bien cuidado caserío ante la magnífica iglesia de Santa María la Real, de porte catedralicio y sin parangón en toda la provincia burgalesa. Antigua Segisama prerromana, aquí César Augusto dirigió las guerras contra los cántabros (26 al 19 a.C.). Fue villa realenga y sede episcopal.
En las cercanías encontramos restos de tres puentes y una vía de época romana. Destacan en la localidad la ermita de San Isidro que conserva una bellísima cruz triunfal del siglo XVI, varias casas blasonadas, la Plaza Mayor con soportales y la Puerta Medieval con escudo real y tramos de murallas.
La iglesia de Santa María la Real es del siglo XIII. De aires catedralicios es de cinco naves con crucero y bello claustro. Es magnífica la portada principal del siglo XIII, réplica de la del Sarmental de la Catedral de Burgos. En su interior guarda numerosos tesoros artísticos como varios valiosos retablos, tallas, púlpito del siglo XVI, tapices, pinturas, ropas litúrgicas, cantorales etc.
La Villa de Sasamón cuenta con interesantes museos como la Casa Museo de Salaguti, el Museo Municipal de Pintura y el Museo Néstor Calzada de miniaturas.
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Sobre una ligera elevación, en el valle del río Odra, se emplaza la milenaria villa de Sasamón. Hace unos 2.200 años, Segisamo, que significa “la más fuerte”, se convirtió en la capital de los turmogos, pueblo que ocupaba el sector centro-meridional de la provincia de Burgos.
En la época romana, Segisamo fue adquiriendo una relevancia estratégica cada vez mayor. Primero, por encontrarse al paso de dos de las más destacadas vías romanas, la Vía Aquitana y la Tarraconense. Y después, porque Octavio Augusto eligió, en el año 26 a.C., este lugar para el establecimiento del campamento desde el cual se iba a llevar a cabo la guerra contra los cántabros.
Gracias a los numerosos hallazgos arqueológicos, se sabe que la extensión que tenía Segisamo era cuatro veces superior a la del actual pueblo de Sasamón. Los restos de las calzadas romanas, los puentes de Trisla, San Miguel y Puente Nueva, parte de un acueducto, capiteles, edificios públicos y hasta restos de un teatro romano, así como muchos objetos particulares, como mosaicos, inscripciones, estelas, figurillas y joyas, que podemos contemplar en el Museo parroquial, nos hablan de la gran entidad del asentamiento.
Tras la ruina de la civilización y de las ciudades romanas, Sasamón reaparece como núcleo rural en los albores del segundo milenio, para lograr enseguida un elevado rango institucional al convertirse en sede episcopal con el establecimiento en el mismo del obispo don Munio en el año 1059. Ciertamente, la sede episcopal de Sasamón tendrá una vida efímera, pues en 1128 el rey Alfonso VII entregará la iglesia de Sasamón al Obispo de Burgos, pero la villa no perderá por ello su vigor. Prueba de ello es que, a principios del siglo XIII, coincidiendo con un momento de particular prosperidad económica, y cuando aún no se había terminado la iglesia que se estaba construyendo, ya denominada Iglesia de Santa María la Real, ésta se engrandece con la soberbia construcción gótica que hoy conocemos, ampliada con sucesivas obras hasta el siglo XVIII.
De la muralla que rodeó la población desde el siglo XV sólo se conserva un arco con una torre y un lienzo de muralla adosado. Sobre el arco campea el escudo real, símbolo de su condición de villa realenga.
Otro momento de esplendor para la villa fue el siglo XVI, cuando se llevaron a cabo importantes obras en la iglesia y se levantaron en el pueblo numerosas e interesantes casas. De esta época es la Casa de los Valtierra, construida por un seguidor de Vigarny, destacando en ella el arco de la portada, flanqueado por columnas estriadas y un frontispicio triangular de modelo toledano. Observando los dinteles de las puertas de algunas casas, podemos ver cómo aún se conservan escudos con cálices y llaves cruzadas, que significan que la casa era propiedad del Cabildo parroquial. Frente a la iglesia de Santa María la Real se abre la Plaza Mayor, de planta irregular y soportales en dos de sus lados. Una inscripción señala que fueron realizados en tiempos de Carlos III
En las afueras de la población, la ermita de San Isidro, del siglo XVII, acoge la Cruz del Humilladero, de más de seis metros de altura. Constituye el ejemplar más monumental y rico de los antiguos cruceros hispánicos. Fechable en torno a 1500 y próximo al círculo de los Colonia, representa la Historia de la Salvación, y la Redención del hombre por la muerte de Cristo, desde el pecado original hasta la Coronación de la Virgen.
Asimismo, puede visitarse la Casa Museo de Salaguti, artista local, que mantiene una exposición permanente de esculturas en su estudio; también el Museo de Arte Contemporáneo Miguel Ángel Arce y el Museo de miniaturas de Néstor Calzada. En Mazariegos, término ubicado cerca de la localidad, merece la pena ver la portada románica de la iglesia de San Miguel.
La tradición pervive en las fiestas, siendo las más importantes las de San Isidro, el 15 de mayo, y las fiestas patronales en honor de Santa María la Real, el 8 de septiembre. En Semana Santa, es impresionante la Pasión viviente del Viernes Santo.

