Castillo de Úrbel
Castillo de Úrbel
Las ruinas de este castillo, conocido también como la Fortaleza del Castillo de Úrbel, se encuentran ubicadas en una atalaya natural de difícil acceso que domina el curso del río Úrbel. La silueta de su torre, de planta pentagonal alargada, destaca entre el paisaje del Tozo.
La fortaleza perteneció a la orden de Santiago. Su principal cometido fue proteger a los ganados trashumantes que recorrían la ruta que iba desde la sierra de Neila hasta el páramo de Masa y el Tozo.
Los restos que aún persisten son de fines del siglo XIV y comienzos del XV, época en la que pertenecieron a la familia Zúñiga.
Esta localidad se asienta en las tierras más accidentadas de la comarca del Tozo, bañada por las aguas del río al que da nombre y arropada por una serie de elevaciones calizas.
Su bien conservado caserío aparece presidido por la silueta del castillo que se alza en la cima de un destacado promontorio rocoso. El pueblo de Úrbel ya aparece citado en los documentos del siglo X y se encontraba situado en la línea fronteriza que, a mediados del siglo XI, separaba los reinos de Navarra y Castilla, de tal manera que su fortaleza pudo ser levantada como vigía militar del territorio entonces disputado.
Más info
En los años previos a la batalla de Atapuerca, librada en el 1054, el castillo de Úrbel fue incorporado definitivamente a Castilla por Diego Laínez, padre del Cid. Asimismo, su asentamiento en el valle, con montes y pastos a su alrededor, favoreció la atracción de los rebaños del Honrado Concejo de la Mesta. De esta manera, desde la atalaya fortificada se llegó a controlar la cañada que ascendía hasta el páramo de Masa y alto Tozo, una de las más importantes de la Mesta.
El castillo, casi inaccesible por su emplazamiento en un cónico peñascal, consta de una torre de planta pentagonal, alargada y con forma de diamante. Sus muros aún están rematados con almenas y tan sólo cuenta con una puerta de acceso, dos arcos apuntados y unas pocas saeteras.
La parte más practicable del promontorio presenta una construcción complementaria a un nivel inferior, que consiste en un antemuro para defender la entrada al castillo. Aunque en origen este castillo fue levantado en el siglo XI, los restos que se conservan son de estilo gótico y fueron construidos por la familia de los Zúñiga en el tránsito del siglo XIV al XV.
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Castillo de Úrbel
Las ruinas de este castillo, conocido también como la Fortaleza del Castillo de Úrbel, se encuentran ubicadas en una atalaya natural de difícil acceso que domina el curso del río Úrbel. La silueta de su torre, de planta pentagonal alargada, destaca entre el paisaje del Tozo.
La fortaleza perteneció a la orden de Santiago. Su principal cometido fue proteger a los ganados trashumantes que recorrían la ruta que iba desde la sierra de Neila hasta el páramo de Masa y el Tozo.
Los restos que aún persisten son de fines del siglo XIV y comienzos del XV, época en la que pertenecieron a la familia Zúñiga.
Esta localidad se asienta en las tierras más accidentadas de la comarca del Tozo, bañada por las aguas del río al que da nombre y arropada por una serie de elevaciones calizas.
Su bien conservado caserío aparece presidido por la silueta del castillo que se alza en la cima de un destacado promontorio rocoso. El pueblo de Úrbel ya aparece citado en los documentos del siglo X y se encontraba situado en la línea fronteriza que, a mediados del siglo XI, separaba los reinos de Navarra y Castilla, de tal manera que su fortaleza pudo ser levantada como vigía militar del territorio entonces disputado.
Más info
En los años previos a la batalla de Atapuerca, librada en el 1054, el castillo de Úrbel fue incorporado definitivamente a Castilla por Diego Laínez, padre del Cid. Asimismo, su asentamiento en el valle, con montes y pastos a su alrededor, favoreció la atracción de los rebaños del Honrado Concejo de la Mesta. De esta manera, desde la atalaya fortificada se llegó a controlar la cañada que ascendía hasta el páramo de Masa y alto Tozo, una de las más importantes de la Mesta.
El castillo, casi inaccesible por su emplazamiento en un cónico peñascal, consta de una torre de planta pentagonal, alargada y con forma de diamante. Sus muros aún están rematados con almenas y tan sólo cuenta con una puerta de acceso, dos arcos apuntados y unas pocas saeteras.
La parte más practicable del promontorio presenta una construcción complementaria a un nivel inferior, que consiste en un antemuro para defender la entrada al castillo. Aunque en origen este castillo fue levantado en el siglo XI, los restos que se conservan son de estilo gótico y fueron construidos por la familia de los Zúñiga en el tránsito del siglo XIV al XV.