Palacio de los Guzmán y Santoyo
Palacio de los Guzmán y Santoyo
Es una de las obras de arquitectura civil privada más señaladas de la Ribera. Se trata de un gran edificio construido por Cristóbal de Guzmán y Santoyo en piedra de sillería a principios del siglo XVII con líneas arquitectónicas sencillas. Consta de dos plantas con torreones en los ángulos de la fachada principal. Los escudos reflejan que perteneció a la importante familia de los Guzmán.
Actualmente el edificio se encuentra abierto al público como posada y restaurante. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1991. En 1998 se llevó a cabo la restauración gracias a la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León.
Guzmán, núcleo próximo a la villa de Roa de Duero, debe su nacimiento a las posibilidades defensivas de su emplazamiento y a la actividad bélica de los primeros momentos de la Repoblación. Pero, una vez la frontera se desplaza al valle del Tajo, después de la conquista de Toledo por Alfonso VI, en el año 1085 Guzmán pierde su valor estratégico y queda reducida a una pequeña localidad agrícola que, no obstante, experimentará un largo periodo de pujanza durante la segunda mitad del siglo XVI y a lo largo del siglo XVII, periodo en el que se desarrollaron los más importantes proyectos arquitectónicos y artísticos de la villa.
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Durante la Baja Edad Media y primeros siglos de la Moderna, la familia Guzmán siguió manteniendo un alto protagonismo en la Corona de Castilla. Fue uno de sus miembros, el prelado palentino don Cristóbal de Guzmán-Santoyo y Beltrán, el que a mediados del siglo XVII llevó a cabo alguna de las más importantes iniciativas constructivas que enriquecen el callejero local como el Palacio de los Guzmán y Santoyo, una de las obras de arquitectura civil privada más señeras de La Ribera. Su privilegiado emplazamiento en el extremo sur del núcleo urbano y su altura le permiten destacar elegantemente sobre el conjunto y ser contemplado desde todos los horizontes, constituyendo un hito urbano de gran singularidad.
Se trata de un gran edificio exento de planta rectangular que consta de dos cuerpos en altura y torreones en los ángulos de la fachada principal. El paso del tiempo, así como las nuevas necesidades funcionales, han alterado algunos elementos originarios. La fachada principal presenta en su cuerpo inferior dos puertas adinteladas y un vano cuadrangular, resguardado por contraventana y reja, y en el superior, tres amplias puertas-ventana con balcón volado. El vano central está flanqueado por los escudos de la familia Guzmán-Santoyo y Beltrán. Sobre esta altura se elevan los torreones calados por arcos de medio punto. Todo ello está realizado con cuidados muros de sillería que carecen de cambios visibles en el color y calidad de la piedra. En el interior llama la atención la inexistencia de un patio central que regule la distribución del espacio. En el piso bajo se encuentra el portal o zaguán, la puerta de acceso al sótano y dependencias secundarias como las cocinas. La parte superior está destinada a vivienda, con las salas nobles orientadas a la fachada principal.
El edificio responde a la tipología de palacio torreado, con gran vigencia desde finales del siglo XVI, pero con características que apuntan hacia una nueva concepción barroca. En efecto, la escasez de elementos ornamentales unida a su monumentalidad y destacado emplazamiento urbanístico llevan a fecharlo en torno a mediados del siglo XVII. Este inmueble permaneció vinculado al mayorazgo de los Guzmán hasta que se extinguió la rama primogénita masculina y pasó a la casa de Jalón.
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Palacio de los Guzmán y Santoyo
Es una de las obras de arquitectura civil privada más señaladas de la Ribera. Se trata de un gran edificio construido por Cristóbal de Guzmán y Santoyo en piedra de sillería a principios del siglo XVII con líneas arquitectónicas sencillas. Consta de dos plantas con torreones en los ángulos de la fachada principal. Los escudos reflejan que perteneció a la importante familia de los Guzmán.
Actualmente el edificio se encuentra abierto al público como posada y restaurante. Fue declarado Bien de Interés Cultural en 1991. En 1998 se llevó a cabo la restauración gracias a la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León.
Guzmán, núcleo próximo a la villa de Roa de Duero, debe su nacimiento a las posibilidades defensivas de su emplazamiento y a la actividad bélica de los primeros momentos de la Repoblación. Pero, una vez la frontera se desplaza al valle del Tajo, después de la conquista de Toledo por Alfonso VI, en el año 1085 Guzmán pierde su valor estratégico y queda reducida a una pequeña localidad agrícola que, no obstante, experimentará un largo periodo de pujanza durante la segunda mitad del siglo XVI y a lo largo del siglo XVII, periodo en el que se desarrollaron los más importantes proyectos arquitectónicos y artísticos de la villa.
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Durante la Baja Edad Media y primeros siglos de la Moderna, la familia Guzmán siguió manteniendo un alto protagonismo en la Corona de Castilla. Fue uno de sus miembros, el prelado palentino don Cristóbal de Guzmán-Santoyo y Beltrán, el que a mediados del siglo XVII llevó a cabo alguna de las más importantes iniciativas constructivas que enriquecen el callejero local como el Palacio de los Guzmán y Santoyo, una de las obras de arquitectura civil privada más señeras de La Ribera. Su privilegiado emplazamiento en el extremo sur del núcleo urbano y su altura le permiten destacar elegantemente sobre el conjunto y ser contemplado desde todos los horizontes, constituyendo un hito urbano de gran singularidad.
Se trata de un gran edificio exento de planta rectangular que consta de dos cuerpos en altura y torreones en los ángulos de la fachada principal. El paso del tiempo, así como las nuevas necesidades funcionales, han alterado algunos elementos originarios. La fachada principal presenta en su cuerpo inferior dos puertas adinteladas y un vano cuadrangular, resguardado por contraventana y reja, y en el superior, tres amplias puertas-ventana con balcón volado. El vano central está flanqueado por los escudos de la familia Guzmán-Santoyo y Beltrán. Sobre esta altura se elevan los torreones calados por arcos de medio punto. Todo ello está realizado con cuidados muros de sillería que carecen de cambios visibles en el color y calidad de la piedra. En el interior llama la atención la inexistencia de un patio central que regule la distribución del espacio. En el piso bajo se encuentra el portal o zaguán, la puerta de acceso al sótano y dependencias secundarias como las cocinas. La parte superior está destinada a vivienda, con las salas nobles orientadas a la fachada principal.
El edificio responde a la tipología de palacio torreado, con gran vigencia desde finales del siglo XVI, pero con características que apuntan hacia una nueva concepción barroca. En efecto, la escasez de elementos ornamentales unida a su monumentalidad y destacado emplazamiento urbanístico llevan a fecharlo en torno a mediados del siglo XVII. Este inmueble permaneció vinculado al mayorazgo de los Guzmán hasta que se extinguió la rama primogénita masculina y pasó a la casa de Jalón.