Neila
Neila
La villa de Neila, enclavada en un paraje espectacular, se sitúa al fondo de un valle, a 1.200 metros de altitud y rodeada por las elevadas cumbres de la Sierra de Neila, es uno de los pueblos serranos con más encanto.
La importancia que alcanzaron los ganaderos de la Mesta en este rincón de la Sierra ha quedado plasmada en las numerosas mansiones solariegas que aún subsisten: la casa de los Márquez Prado, situada en la Plaza Mayor, con el escudo familiar en la fachada, o la casona de los Cuesta, en el barrio de San Miguel, que cuenta con una hermosa portada renacentista. Asimismo, en la plaza del Empedrado, hay que mencionar la casa palacio del Cura Merino, que estableció aquí su cuartel general.
El casco urbano se divide en dos barrios. El barrio de San Miguel, situado sobre un terreno pendiente y desigual, está formado por viejas casas de piedra sin calles definidas. Se halla prácticamente despoblado. El edificio más destacado es la iglesia parroquial de San Miguel, de origen románico, en cuyo interior se encuentra la Casa del Parque Natural de las Lagunas de Neila, imprescindible para preparar la visita al cercano Parque Natural de las Lagunas Glaciasres de Neila.
Sin embargo, el núcleo principal de la actual localidad de Neila es el barrio de Santa María, presidido por la iglesia de Santa María, de formas góticas tardías, si bien conserva una notable pila bautismal románica y un interesante retablo de estilo prechurrigueresco.
Uno de los rincones más cuidados del casco urbano es el nacimiento del río Neila, que en tierras riojanas se convierte en el Najerilla. Tiene sus fuentes en la Cueva de Neila, magnífico lugar para la práctica de la espeleología.
El paisaje de Neila está dominado por los prados y bosques de pinos silvestres característicos de los municipios circundantes de la llamada sierra pinariega. Esto explica la vocación tradicional enfocada al aprovechamiento maderero del bosque y a la carretería. El abandono de la actividad ganadera en Neila, va permitiendo que los montes de Neila, otrora jugosos pastos, empiezan a cubrirse de vegetación, a partir de las especies del entorno.
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La villa de Neila, enclavada en un paraje espectacular, se sitúa al fondo de un valle, a 1.200 metros de altitud y rodeada por las elevadas cumbres de la Sierra de Neila, es uno de los pueblos serranos con más encanto.
La importancia que alcanzaron los ganaderos de la Mesta en este rincón de la Sierra ha quedado plasmada en las numerosas mansiones solariegas que aún subsisten: la casa de los Márquez Prado, situada en la Plaza Mayor, con el escudo familiar en la fachada, o la casona de los Cuesta, en el barrio de San Miguel, que cuenta con una hermosa portada renacentista. Asimismo, en la plaza del Empedrado, hay que mencionar la casa palacio del Cura Merino, que estableció aquí su cuartel general.
El casco urbano se divide en dos barrios. El barrio de San Miguel, situado sobre un terreno pendiente y desigual, está formado por viejas casas de piedra sin calles definidas. Se halla prácticamente despoblado. El edificio más destacado es la iglesia parroquial de San Miguel, de origen románico, en cuyo interior se encuentra la Casa del Parque Natural de las Lagunas de Neila, imprescindible para preparar la visita al cercano Parque Natural de las Lagunas Glaciasres de Neila.
Sin embargo, el núcleo principal de la actual localidad de Neila es el barrio de Santa María, presidido por la iglesia de Santa María, de formas góticas tardías, si bien conserva una notable pila bautismal románica y un interesante retablo de estilo prechurrigueresco.
Uno de los rincones más cuidados del casco urbano es el nacimiento del río Neila, que en tierras riojanas se convierte en el Najerilla. Tiene sus fuentes en la Cueva de Neila, magnífico lugar para la práctica de la espeleología.
El paisaje de Neila está dominado por los prados y bosques de pinos silvestres característicos de los municipios circundantes de la llamada sierra pinariega. Esto explica la vocación tradicional enfocada al aprovechamiento maderero del bosque y a la carretería. El abandono de la actividad ganadera en Neila, va permitiendo que los montes de Neila, otrora jugosos pastos, empiezan a cubrirse de vegetación, a partir de las especies del entorno.