
Santa María del Campo
Santa María del Campo
En la zona meridional de la histórica comarca de Muñó, entre los ríos Arlanza y Arlanzón, se sitúa la localidad de Santa María del Campo. Junto a la vecina Ciadoncha, la villa aparece nombrada con el topónimo “Campo” en el siglo XI, en algunos documentos de donación al monasterio de San Millán de la Cogolla. Ya a finales del siglo XI se la cita con el nombre actual de Santa María del Campo en el fuero de Palenzuela, concedido por Alfonso VI.
En el reinado de Juan II de Castilla fue nombrada cabeza de las Behetrías de Castilla la Vieja, manteniendo tal condición hasta que en 1607 fue vendida por Felipe III al Duque de Lerma, Francisco de Rojas y Sandoval.
Su máximo esplendor llegó en el siglo XVI, cuando la “pequeña ciudad”, como se la denomina en algunos documentos flamencos, fue corte temporal en el reinado de Doña Juana, quién visitó la villa en varias ocasiones. La última de ellas fue en septiembre de 1507 cuando llegó acompañando el cadáver de su esposo Don Felipe, permaneciendo un mes en el lugar.


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Asimismo, queda constancia de la visita del rey regente Fernando el Católico para ver a su hija e imponer el capelo catedralicio que había concedido el papa Julio II a Jiménez de Cisneros.
Como testimonio de la prosperidad económica de la villa, basada en el cereal y la ganadería de ovino, queda la iglesia de Santa María, que cuenta con obras de los más prestigiosos maestros castellanos del momento: Pedro de Berruguete y Diego de Siloe, entre otros. Destaca desde la lejanía gracias a su elevada torre, la más sobresaliente del Renacimiento hispánico.
En el pasado, Santa María del Campo contó con una débil muralla de piedra, de la que actualmente sólo se conservan tres arcos: al norte el de la Fuente, que sirvió de cárcel; al oeste, el de la Costana; y al suroeste, el de la Vega o Negrillos, donde estuvo establecido el archivo de las Behetrías de Castilla. Su estructura es muy similar, contando todos ellos con almenas. Pueden fecharse en el siglo XV. Sobre estas puertas se colocaron en el siglo XVII los escudos del Duque de Lerma, picados a su muerte por los vecinos en señal de protesta.
Dentro de la villa, hay que destacar la Casa del Cordón, conocida así por el cordón franciscano que adorna su fachada. Fue palacio de la familia de los Barahona y en ella se alojaron la reina Juana y Fernando el Católico.
En el siglo XVIII se sabe que existían en la villa cuatro ermitas: la de la Ascensión, ya desaparecida, Veracruz y San Miguel, que han sido restauradas y lucen un precioso artesonado y sendos Cristos góticos, y Nuestra Señora de la Toba, que se quemó en 1930.
Las principales fiestas son la Pascua de Resurrección, la Octava del Corpus Christi y la Asunción de Nuestra Señora, el 15 de agosto. El fin de semana más próximo al día de las Mercedes, el 24 de septiembre, se celebra la romería de Nuestra Señora de Escuderos, acudiéndose a la ermita de la Virgen de Escuderos, situada a 6 kilómetros de Santa María. La ermita actual se construyó hacia el 1720 y en ella se halla la imagen de Nuestra Señora de Escuderos, muy venerada.
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Santa María del Campo
En la zona meridional de la histórica comarca de Muñó, entre los ríos Arlanza y Arlanzón, se sitúa la localidad de Santa María del Campo. Junto a la vecina Ciadoncha, la villa aparece nombrada con el topónimo “Campo” en el siglo XI, en algunos documentos de donación al monasterio de San Millán de la Cogolla. Ya a finales del siglo XI se la cita con el nombre actual de Santa María del Campo en el fuero de Palenzuela, concedido por Alfonso VI.
En el reinado de Juan II de Castilla fue nombrada cabeza de las Behetrías de Castilla la Vieja, manteniendo tal condición hasta que en 1607 fue vendida por Felipe III al Duque de Lerma, Francisco de Rojas y Sandoval.
Su máximo esplendor llegó en el siglo XVI, cuando la “pequeña ciudad”, como se la denomina en algunos documentos flamencos, fue corte temporal en el reinado de Doña Juana, quién visitó la villa en varias ocasiones. La última de ellas fue en septiembre de 1507 cuando llegó acompañando el cadáver de su esposo Don Felipe, permaneciendo un mes en el lugar.
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Asimismo, queda constancia de la visita del rey regente Fernando el Católico para ver a su hija e imponer el capelo catedralicio que había concedido el papa Julio II a Jiménez de Cisneros.
Como testimonio de la prosperidad económica de la villa, basada en el cereal y la ganadería de ovino, queda la iglesia de Santa María, que cuenta con obras de los más prestigiosos maestros castellanos del momento: Pedro de Berruguete y Diego de Siloe, entre otros. Destaca desde la lejanía gracias a su elevada torre, la más sobresaliente del Renacimiento hispánico.
En el pasado, Santa María del Campo contó con una débil muralla de piedra, de la que actualmente sólo se conservan tres arcos: al norte el de la Fuente, que sirvió de cárcel; al oeste, el de la Costana; y al suroeste, el de la Vega o Negrillos, donde estuvo establecido el archivo de las Behetrías de Castilla. Su estructura es muy similar, contando todos ellos con almenas. Pueden fecharse en el siglo XV. Sobre estas puertas se colocaron en el siglo XVII los escudos del Duque de Lerma, picados a su muerte por los vecinos en señal de protesta.
Dentro de la villa, hay que destacar la Casa del Cordón, conocida así por el cordón franciscano que adorna su fachada. Fue palacio de la familia de los Barahona y en ella se alojaron la reina Juana y Fernando el Católico.
En el siglo XVIII se sabe que existían en la villa cuatro ermitas: la de la Ascensión, ya desaparecida, Veracruz y San Miguel, que han sido restauradas y lucen un precioso artesonado y sendos Cristos góticos, y Nuestra Señora de la Toba, que se quemó en 1930.
Las principales fiestas son la Pascua de Resurrección, la Octava del Corpus Christi y la Asunción de Nuestra Señora, el 15 de agosto. El fin de semana más próximo al día de las Mercedes, el 24 de septiembre, se celebra la romería de Nuestra Señora de Escuderos, acudiéndose a la ermita de la Virgen de Escuderos, situada a 6 kilómetros de Santa María. La ermita actual se construyó hacia el 1720 y en ella se halla la imagen de Nuestra Señora de Escuderos, muy venerada.

