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Iglesia de Nuestra Señora de la Antigua

Iglesia de Nuestra Señora de la Antigua

Se localiza en las afueras de la población, rodeada de prados y fincas de labor, próxima al río Trema. Durante el proceso de la última restauración se descubrió una necrópolis medieval de tumbas de lajas, ubicada en un afloramiento rocoso frente al hastial occidental. Exteriormente el templo presenta una imagen compacta. A la fábrica románica, de finales del siglo XII, se le agregaron distintas construcciones posteriores, en los siglos XVI y XVII, como la sacristía, el pórtico, la espadaña y otras dependencias que modificaron significativamente su imagen externa.

Los elementos más singulares del exterior son el ábside y la portada. El primero, de caracteres semicirculares, se articula en tres paños delimitados por contrafuertes prismáticos lisos, que parten de un zócalo corrido y llegan hasta la cornisa. Cada uno de estos paños se presidía por una ventana, de las cuales la más interesante, desde un punto de vista decorativo, es la central. En ella encontramos dientes de sierras, cabezas humanas y otros elementos zoomorfos y vegetales.

Interiormente este vano funciona como hornacina en la que se coloca la imagen pétrea de Nuestra Señora. Flanqueando a esta ventana había otras dos, ciegas en la actualidad, de las cuales solo podemos ver, en el exterior, la del norte pues la meridional quedó oculta al construirse la sacristía. La portada, que se levanta en el interior del pórtico, presenta arcos ligeramente apuntados, lo que permite fecharla en torno a 1200. La decoración de las arquivoltas se realiza con elementos vegetales y los capiteles muestran motivos antropomorfos y zoomorfos.

 



Diseminado Butrera, 1, 09568, Burgos







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En el interior, el templo se organiza en una sola nave con crucero. Tiene forma cruciforme latina, aunque el escaso desarrollo de los pies hace que casi presente planta de cruz de griega. Las cubiertas son bóvedas de cañón, ligeramente apuntado en el tramo de la cabecera, en los brazos del transepto y en los pies. El ábside se cubre con bóveda de horno y el tramo central con una bóveda de crucería que debió construirse, ya en el siglo XIII, cuando se renunció a la idea de levantar una cúpula.

Muy singulares son, en el interior, los pequeños edículos de planta semicircular que se abren en el espesor de los muros orientales del transepto, a través de arcos apuntados. Además de por su singularidad arquitectónica, la iglesia de Butrera destaca por su importancia escultórica. Se han distinguido dos talleres que intervinieron en los trabajos. Un primer maestro habría esculpido las tallas más esquemáticas y toscas, mientras que un segundo habría ejecutado las piezas más naturalistas y virtuosas.

Muy interesante es la decoración que aparece en los capiteles, en los que encontramos motivos vegetales, geométricos, zoomorfos y escenas singulares, como una lucha entre caballeros. En su mayor parte, estas piezas habrían sido realizadas por el primer taller. Pero de todas las obras escultóricas, las más notables son el frontal de altar de la Adoración de los Magos y la talla de Nuestra Señora. El frontal es un relieve rectangular inserto, actualmente, en una de las paredes de la iglesia.

Se trata de un dinámico conjunto en el que predominan los rasgos naturalistas basados en el movimiento y en el complejo tratamiento de los pliegues. La imagen de la Virgen, de bulto redondo, aparece dotada de una enorme elegancia y en ella se ha desarrollado un gran esfuerzo por plasmar el plegado de los paños, sobresaliendo esta talla por su carácter estilizado. Estas dos obras debieron ser realizadas por el segundo taller.

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Iglesia de Nuestra Señora de la Antigua

Se localiza en las afueras de la población, rodeada de prados y fincas de labor, próxima al río Trema. Durante el proceso de la última restauración se descubrió una necrópolis medieval de tumbas de lajas, ubicada en un afloramiento rocoso frente al hastial occidental. Exteriormente el templo presenta una imagen compacta. A la fábrica románica, de finales del siglo XII, se le agregaron distintas construcciones posteriores, en los siglos XVI y XVII, como la sacristía, el pórtico, la espadaña y otras dependencias que modificaron significativamente su imagen externa.

Los elementos más singulares del exterior son el ábside y la portada. El primero, de caracteres semicirculares, se articula en tres paños delimitados por contrafuertes prismáticos lisos, que parten de un zócalo corrido y llegan hasta la cornisa. Cada uno de estos paños se presidía por una ventana, de las cuales la más interesante, desde un punto de vista decorativo, es la central. En ella encontramos dientes de sierras, cabezas humanas y otros elementos zoomorfos y vegetales.

Interiormente este vano funciona como hornacina en la que se coloca la imagen pétrea de Nuestra Señora. Flanqueando a esta ventana había otras dos, ciegas en la actualidad, de las cuales solo podemos ver, en el exterior, la del norte pues la meridional quedó oculta al construirse la sacristía. La portada, que se levanta en el interior del pórtico, presenta arcos ligeramente apuntados, lo que permite fecharla en torno a 1200. La decoración de las arquivoltas se realiza con elementos vegetales y los capiteles muestran motivos antropomorfos y zoomorfos.

 



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En el interior, el templo se organiza en una sola nave con crucero. Tiene forma cruciforme latina, aunque el escaso desarrollo de los pies hace que casi presente planta de cruz de griega. Las cubiertas son bóvedas de cañón, ligeramente apuntado en el tramo de la cabecera, en los brazos del transepto y en los pies. El ábside se cubre con bóveda de horno y el tramo central con una bóveda de crucería que debió construirse, ya en el siglo XIII, cuando se renunció a la idea de levantar una cúpula.

Muy singulares son, en el interior, los pequeños edículos de planta semicircular que se abren en el espesor de los muros orientales del transepto, a través de arcos apuntados. Además de por su singularidad arquitectónica, la iglesia de Butrera destaca por su importancia escultórica. Se han distinguido dos talleres que intervinieron en los trabajos. Un primer maestro habría esculpido las tallas más esquemáticas y toscas, mientras que un segundo habría ejecutado las piezas más naturalistas y virtuosas.

Muy interesante es la decoración que aparece en los capiteles, en los que encontramos motivos vegetales, geométricos, zoomorfos y escenas singulares, como una lucha entre caballeros. En su mayor parte, estas piezas habrían sido realizadas por el primer taller. Pero de todas las obras escultóricas, las más notables son el frontal de altar de la Adoración de los Magos y la talla de Nuestra Señora. El frontal es un relieve rectangular inserto, actualmente, en una de las paredes de la iglesia.

Se trata de un dinámico conjunto en el que predominan los rasgos naturalistas basados en el movimiento y en el complejo tratamiento de los pliegues. La imagen de la Virgen, de bulto redondo, aparece dotada de una enorme elegancia y en ella se ha desarrollado un gran esfuerzo por plasmar el plegado de los paños, sobresaliendo esta talla por su carácter estilizado. Estas dos obras debieron ser realizadas por el segundo taller.

Diseminado Butrera, 1, 09568, Burgos







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