Excolegiata de Santa Ana
Excolegiata de Santa Ana
Presidiendo la Plaza Mayor se alza majestuosa la fachada principal de la que fuera Colegiata Abacial gracias a la bula pontifica concedida por Paulo V en 1605.
En la portada barroca se alojan varios bustos romanos traídos de Clunia, y en su interior de gran altura sobresale el retablo neoclásico que preside el altar mayor.
Su construcción fue financiada por doña María Enríquez de Cárdenas, viuda de Francisco de Zúñiga, y su hijo, y se prolongó desde 1540 hasta principios del siglo XVII. Su diseño y trazado, de atrevidas líneas, se atribuyen a Rodrigo Gil de Hontañón y a Pedro de Resines, y llama la atención por el contraste que ofrece su gran altura y sus débiles elementos sustentes.
La portada fue diseñada por fray Pedro Martínez en un estilo barroco-clasicista de tipo columnario, a semejanza de un retablo con nichos y diversas imágenes de santos. En la parte superior aparece la imagen de Santa Ana, la titular de la parroquia y los escudos de los Zúñiga y Avellaneda.
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El acceso viene precedido por una escalinata con ocho columnas de mármol procedentes de Clunia al igual que los bustos.
En el interior sobresale el retablo neoclásico que preside el altar mayor diseñado por Ventura Rodríguez en 1783. Tiene un altorrelieve de Alfonso Giraldo Bergaz dedicado a la patrona Santa Ana, encuadrado por cuatro columnas en cuyo basamento se encuentran los escudos de los fundadores.
Otros elementos de interés son un Cristo yacente articulado del siglo XVII y una bella talla del Nazareno de comienzos de esa centuria. Asimismo, en este templo se conserva una curiosa colección de reliquias dispuestas en retablos neoclásicos traídas de Italia con motivo del paso de los condes por esas tierras.
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Excolegiata de Santa Ana
Presidiendo la Plaza Mayor se alza majestuosa la fachada principal de la que fuera Colegiata Abacial gracias a la bula pontifica concedida por Paulo V en 1605.
En la portada barroca se alojan varios bustos romanos traídos de Clunia, y en su interior de gran altura sobresale el retablo neoclásico que preside el altar mayor.
Su construcción fue financiada por doña María Enríquez de Cárdenas, viuda de Francisco de Zúñiga, y su hijo, y se prolongó desde 1540 hasta principios del siglo XVII. Su diseño y trazado, de atrevidas líneas, se atribuyen a Rodrigo Gil de Hontañón y a Pedro de Resines, y llama la atención por el contraste que ofrece su gran altura y sus débiles elementos sustentes.
La portada fue diseñada por fray Pedro Martínez en un estilo barroco-clasicista de tipo columnario, a semejanza de un retablo con nichos y diversas imágenes de santos. En la parte superior aparece la imagen de Santa Ana, la titular de la parroquia y los escudos de los Zúñiga y Avellaneda.
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El acceso viene precedido por una escalinata con ocho columnas de mármol procedentes de Clunia al igual que los bustos.
En el interior sobresale el retablo neoclásico que preside el altar mayor diseñado por Ventura Rodríguez en 1783. Tiene un altorrelieve de Alfonso Giraldo Bergaz dedicado a la patrona Santa Ana, encuadrado por cuatro columnas en cuyo basamento se encuentran los escudos de los fundadores.
Otros elementos de interés son un Cristo yacente articulado del siglo XVII y una bella talla del Nazareno de comienzos de esa centuria. Asimismo, en este templo se conserva una curiosa colección de reliquias dispuestas en retablos neoclásicos traídas de Italia con motivo del paso de los condes por esas tierras.