Las evocadoras ruinas del castillo, a 900 metros de altitud en un cerro colindante, dominan el pueblo jacobeo de Castrojeriz.

Esta fortaleza se sitúa en el cerro que recibe el nombre de “Castro” y que debió ser el lugar de origen de la localidad. Aunque los restos del castillo que vemos en la actualidad se corresponden con una construcción de los siglos XIV y XV, debió existir una anterior desde el siglo IX. Su forma es muy irregular debido tanto a las sucesivas ampliaciones sufridas como a su adaptación a la condición escarpada del terreno. Antiguamente corría en paralelo una barbacana de la que apenas quedan restos que al norte terminaba en un cubo aún bien conservado. El patio de armas, la obra más irregular del castillo, se encuentra a un nivel algo inferior al resto de la fortaleza, ya que los muros se asientan directamente sobre la roca. El ingreso se halla en el lienzo sur y está semiarruinado mientras que el extremo norte ha desaparecido completamente. Se puede apreciar a día de hoy un gran foso que aislaba el castillo de la meseta.

El castillo jugó un importante papel en la Edad Media durante las luchas civiles entre Alfonso el Batallador, rey de Aragón y su esposa doña Urraca, reina de Castilla y León. Posteriormente estuvo en manos de dos importantes familias nobiliarias, los Lara y los Castro, que convirtieron la fortaleza en el enclave básico de su influencia y control político. Además, en esta fortaleza estuvo encarcelada Leonor de Castilla, reina de Aragón, que sería asesinada por su sobrino Pedro I “el Cruel” rey de Castilla en 1358. Finalmente, el castillo acabó en las manos de los condes de Castrojeriz.

Los restos del castillo son visitables actualmente y permiten obtener una vista panorámica del conjunto urbano de la localidad de Castrojeriz.