Lara de los Infantes es uno de los pueblos de los de más larga y densa historia de Burgos. Su caserío, en el que destaca la silueta de su iglesia románica, se asienta encima de una ciudad romana en la que se ha encontrado el mayor conjunto de estelas funerarias de la península ibérica. También durante la Alta edad Media fue testigo de algunos de los episodios con más sabor épico y legendario del nacimiento de Castilla. La antigua fragua del pueblo es una de las construcciones en las que se reutilizaron más elementos de procedencia romana. La fuente de Lara de los Infantes es una de las pocas de auténtico origen romano en toda la provincia de Burgos.

El denominado Picón de Lara es un llamativo promontorio rocoso de marcada y puntiaguda silueta en el que, en su cima, se yerguen las ruinas del famoso castillo de Lara, en el que según una arraigada tradición vio la luz, a comienzos del siglo X, Fernán González: el primer conde independiente de Castilla.

Tras pasar por los pueblos de Campolara y Rupelo llegaremos a San Millán de Lara, Dominando su notable conjunto rural, cuajado de numerosas casas serranas de piedra con chimeneas encestadas, destaca una iglesia románica levantada en el año 1165 por Benito, Miguel y Martín, sobre la primitiva cueva del santo eremita que da nombre al pueblo. En su interior todavía se conserva un elegante arco mozárabe.

Tomaremos la carretera que se dirige a Vizcaínos para recorrer el pueblo de Jaramillo de la Fuente. Este pueblo conserva también una notable iglesia románica. Además del ábside y la torre, el principal elemento del templo es su elegante galería porticada. Orientado al Sur por razones climatológicas, este pórtico consta de los siete arcos tradicionales que se apoyan en columnas dobles con capiteles de influencia silense. Como casi todo el conjunto es del último tercio del XII. Entre las bien conservadas casas serranas de Jaramillo —con sus características chimeneas encestadas— se alza un original rollo jurisdiccional.

Podemos acercarnos hasta el vecino Vizcaínos de la Sierra para completar la visita a los principales monumentos románicos de la zona. Pueblo típicamente serrano, su caserío aparece presidido por la silueta de una iglesia románica que se recorta imponente frente a la altas montañas de la Demanda. Levantada en la segunda mitad del siglo XII, la iglesia parroquial de San Martín destaca por la pureza arquitectónica y por la armonía de su conjunto. Sobre el resto de los elementos del templo, ábside semicircular, pórtico y nave, sobresale la elevada y maciza torre de tres cuerpos.

Retornamos a San Millán de Lara para dirigirnos hacia Tañabueyes y tomar aquí el desvío que se dirige a Villamiel de la Sierra. Estamos en la denominada “solana del Mencilla” donde
encontramos un maduro bosque de roble rebollo y tres pequeños pueblos representativos de la arquitectura y vida rural de esta zona: Tinieblas, Villamiel de la Sierra y Palazuelos de la Sierra.

Continuamos por la carretera para llegar a la comarca de Juarros que constituye la antesala occidental de la Sierra de la Demanda y forma una especie de escalón que sirve de transición
geológica y biogeográfica entre ésta y la inmediata cuenca sedimentaria del Arlanzón. Su interesante territorio, salpicado de pueblos y cubierto en gran parte por bosques de roble, ha quedado marcado para siempre por una sorprendente e intensa actividad humana: la minería del carbón.

Nada más llegar a la zomarca de Juarros nos encontraremos con el Monasterio de Bujedo de Juarros, antigua abadía cisterciense que tras una concienzuda restauración luce todo su esplendor artístico. Por Santa Cruz de Juarros llegaremos a San Adrián de Juarros, donde se ha acondicionado y señalizado un sendero que recorre los lugares relacionados con la antigua actividad minera de esta comarca.

Por Salgüero, Monzoncillo y San Millán llegaremos a Ibeas de Juarros fin de nuestro recorrido y que es una de las localidades de acceso para descubrir los Yacimientos de la Sierra de Atapuerca.