El cementerio de Sad Hill
El cementerio de Sad Hill
Corre el minuto 151 de la genial película de Sergio Leone ‘El bueno, el feo y el malo’, filmada en 1966. Suena de fondo la pegadiza música de Ennio Morricone. Rubio (Clint Eastwood, ‘el bueno’), Tuco (Eli Wallach, ‘el feo’) y Sentencia (Lee Van Cleef, ‘el malo’) permanecen en pie, casi inmóviles, mirándose a los ojos, la mano cerca de la culata del revólver.
Se encuentran en una explanada de arena circular, en el centro de un cementerio repleto de cruces, rodeados de colinas arboladas pero de aspecto árido. ¿Arizona, Texas, Nuevo México…? Ninguno de los tres lugares. El escenario de ese tenso duelo final entre los tres protagonistas de uno de los mejores ‘westerns’ de la historia del cine es la provincia de Burgos, en el municipio de Santo Domingo de Silos.
El rodaje del largometraje tuvo lugar entre julio y agosto de 1966, después de que el equipo encargado de localizar exteriores fuera a parar a los pies del impresionante murallón calizo que dibuja la Peña del Carazo en el curso medio del río Arlanza, en la zona suroeste de la Sierra de la Demanda.
Estas formaciones rocosas emergen sobre los valles circundantes como un poderoso acantilado, perfilando el paisaje ideal para lo que el director italiano tenía en mente: “Ahí está mi meseta del desierto”, dicen que exclamó Sergio Leone al ver el lugar. Durante la filmación, el elenco artístico y los técnicos se repartieron por los establecimientos hosteleros de Salas de los Infantes y Covarrubias.
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Además del momento cumbre en el cementerio de Sad Hill, otras muchas escenas importantes de la película se rodaron en enclaves cercanos: las que transcurren en la misión de San Antonio emplearon el Monasterio de San Pedro de Arlanza, tan importante en el devenir histórico de Castilla, mientras que Carazo albergó el campo de prisioneros de Betterville y sobre el río Arlanza se construyó el puente de Langton, campo de batalla entre confederados y unionistas.
Carca de 2.000 soldados españoles participaron como extras en el combate. “Hacía una calor infernal, pero lo cierto es que lo pasamos muy bien”, recuerda uno de ellos. Además, las escuetas 35 pesetas mensuales que recibían del Ejército como salario contrastaban con las 250 pesetas que pagaba la productora por día de trabajo.
En la puesta en valor de los escenarios de la película ha jugado un papel fundamental la Asociación Cultural Sad Hill, integrada por vecinos de diferentes pueblos del Valle del Arlanza y que, entre otras actuaciones, ha restaurado el cementerio del mismo nombre y puesto en marcha un original programa para apadrinar tumbas, contribuyendo así a su conservación.
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El cementerio de Sad Hill
Corre el minuto 151 de la genial película de Sergio Leone ‘El bueno, el feo y el malo’, filmada en 1966. Suena de fondo la pegadiza música de Ennio Morricone. Rubio (Clint Eastwood, ‘el bueno’), Tuco (Eli Wallach, ‘el feo’) y Sentencia (Lee Van Cleef, ‘el malo’) permanecen en pie, casi inmóviles, mirándose a los ojos, la mano cerca de la culata del revólver.
Se encuentran en una explanada de arena circular, en el centro de un cementerio repleto de cruces, rodeados de colinas arboladas pero de aspecto árido. ¿Arizona, Texas, Nuevo México…? Ninguno de los tres lugares. El escenario de ese tenso duelo final entre los tres protagonistas de uno de los mejores ‘westerns’ de la historia del cine es la provincia de Burgos, en el municipio de Santo Domingo de Silos.
El rodaje del largometraje tuvo lugar entre julio y agosto de 1966, después de que el equipo encargado de localizar exteriores fuera a parar a los pies del impresionante murallón calizo que dibuja la Peña del Carazo en el curso medio del río Arlanza, en la zona suroeste de la Sierra de la Demanda.
Estas formaciones rocosas emergen sobre los valles circundantes como un poderoso acantilado, perfilando el paisaje ideal para lo que el director italiano tenía en mente: “Ahí está mi meseta del desierto”, dicen que exclamó Sergio Leone al ver el lugar. Durante la filmación, el elenco artístico y los técnicos se repartieron por los establecimientos hosteleros de Salas de los Infantes y Covarrubias.
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Además del momento cumbre en el cementerio de Sad Hill, otras muchas escenas importantes de la película se rodaron en enclaves cercanos: las que transcurren en la misión de San Antonio emplearon el Monasterio de San Pedro de Arlanza, tan importante en el devenir histórico de Castilla, mientras que Carazo albergó el campo de prisioneros de Betterville y sobre el río Arlanza se construyó el puente de Langton, campo de batalla entre confederados y unionistas.
Carca de 2.000 soldados españoles participaron como extras en el combate. “Hacía una calor infernal, pero lo cierto es que lo pasamos muy bien”, recuerda uno de ellos. Además, las escuetas 35 pesetas mensuales que recibían del Ejército como salario contrastaban con las 250 pesetas que pagaba la productora por día de trabajo.
En la puesta en valor de los escenarios de la película ha jugado un papel fundamental la Asociación Cultural Sad Hill, integrada por vecinos de diferentes pueblos del Valle del Arlanza y que, entre otras actuaciones, ha restaurado el cementerio del mismo nombre y puesto en marcha un original programa para apadrinar tumbas, contribuyendo así a su conservación.