Al comienzo del desfiladero de los Hocinos, en la Merindad de Castilla la Vieja, se encuentra el pequeño pueblo de Villalaín. Su situación es estratégica por ser un importante cruce de caminos. Resulta inevitable observar con rápida curiosidad el palacio ubicado justo en la curva de la carretera de esta localidad.Actualmente su estado es ruinoso.

Sus dueños fueron los Isla, originarios de Santander. El palacio esta precedido de un patio cercado por un muro. Su puerta de acceso tiene un arco de medio punto flanqueado por dos cubos sin función defensiva. Este acceso y el palacio, en el que destaca un escudo de los Isla sobre una columna, tienen excelentes materiales constructivos y se fechan en el siglo XVII.

Ya en el interior se puede acceder a la torre, obra del Renacimiento, situada en el extremo norte de todo el conjunto. Se trata de una construcción similar a todas las de la comarca. Es cuadrangular y tiene casi siete metros de lado. En sus lienzos se abren escasos y pequeños vanos, algunos adintelados y otros de arco de medio punto.

Cerca de este edificio y dentro de su solar se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Torrentero, originariamente románica, pero reformada en los siglos XV y XVI. En su interior cuenta con interesantes pinturas murales de finales de la Edad Media.

Este conjunto palaciego fue declarado Bien de Interés Cultural en 1992.