Esta población se sitúa en el lugar de unión de la vega del Riaza con el valle del Duero. En el siglo XIV perteneció a la familia Avellaneda, que se vio obligada a pleitear con el conde de Miranda por la posesión de este pueblo. Finalmente, en 1504, los primeros lo vendieron a los Reyes Católicos, de cuyas manos pasó pronto al dominio señorial del conde de Miranda.

En lo alto del páramo se conserva la mitad de una torre, testimonio mudo de una desaparecida fortaleza más amplia. De la citada torre, el único lado completo conservado es el del sureste, en el que han quedado dibujados los detalles constructivos que delatan la existencia originaria de sótano y tres plantas. La primera presenta escasos vanos, mientras que la siguiente se adorna con una ventana gótica flanqueada por los clásicos asientos tallados a los lados.

En el piso superior probablemente existieron vanos semejantes al anteriormente descrito. El conjunto se completa con un balcón y dos garitones en las esquinas, apoyados en modillones, todo ello construido en excelente sillería. En los paramentos se conservan algunas saeteras. El conjunto de la obra está realizada en mampostería, con sillares en las esquinas, y los muros rellenos con piedra y cal.

Por sus elementos arquitectónicos debe fecharse muy a finales del siglo XV, momento en el que Martín Vázquez de Acuña promovería su construcción para impedir que se hicieran realidad los deseos del conde de Miranda de apoderarse violentamente de Hoyales, deseos que, como hemos visto, se consumarían por otras vías.