Santuario San Pedro Regalado
Santuario San Pedro Regalado
A la afueras de esta pequeña población, perteneciente al municipio de Aranda, se ubica este importante convento franciscano fundado en 1404 por fray Pedro de Villacreces, protagonista de la reforma religiosa que tuvo como principal discípulo al vallisoletano San Pedro Regalado. Dicho convento-santuario fue objeto del patronato de la familia de los Zúñiga, condes de Miranda y duques de Peñaranda.
A lo largo del tiempo, fue escenario de algunos importantes acontecimientos y recibió la visita de destacados personajes, como los Reyes Católicos o el Cardenal Cisneros, quien venciendo la resistencia de la nobleza castellana, declaró aquí heredero de la Corona al futuro Carlos I de España y V de Alemania. Posteriormente visitarán este Santuario muchos de sus descendientes.
A la izquierda del zaguán de entrada se encuentra la Capilla de La Gloria. Originariamente, en este lugar se encontraba la primitiva iglesia del convento, después convertida en capilla de San Antonio. Un incendio acabó con ella en 1589, y pocos años después, en 1593, se reconstruyó bajo el mandato de don Juan de Zúñiga, Virrey de Nápoles. Adornan la capilla los escudos de armas de dicha familia junto a dos inscripciones que indican el enterramiento del patrono y su esposa.
La cabecera cuenta con un amplio retablo relicario con reliquias procedentes de Nápoles. Destaca, a mano izquierda, la lápida que cubrió la primera tumba de San Pedro Regalado. Una segunda tumba fue mandada construir por la Condesa de Haro a instancias de la Reina Isabel.
Más info
Se trata de un sepulcro de alabastro situado en el centro de la capilla, que se remata con el bulto yacente del Santo. A continuación se accede a la iglesia conventual, recinto de una sola nave que vino a sustituir a una más pequeña, consagrada en 1438. Debido a un incendio acaecido en 1699, la iglesia fue destruida y reedificada en el siglo XVIII. Sus paredes se encuentran cubiertas con lienzos pintados a imitación de tapices, en los que se representan escenas de la vida de San Pedro Regalado.
En la cabecera de la nave se encuentra el espacio más rico y con mayor carga simbólica de todo el convento: la Capilla de San Pedro Regalado, estancia barroca, de carácter centralizado, cubierta con cúpula con linterna. A uno y otro lado se sitúan dos retablos barrocos dedicados a San José y a San Antonio.
El conjunto está presidido por la efigie de San Pedro Regalado en estado de tránsito y acompañado de ángeles, el cual corona un bellísimo retablo que da paso al camarín, donde se encuentran los restos del Santo. En este espacio aparecen lienzos con milagros del Santo y una urna de alabastro, situada en el centro, que alberga sus cenizas. Dicha urna fue construida en 1910 con piezas originales del sepulcro que la Reina Isabel encargó a la Condesa de Haro en 1492, destruido posteriormente durante la ocupación francesa.
Cabe destacar los relieves góticos que la decoran, realizados en el taller de Simón de Colonia, y su coronamiento con cinco ángeles que portan los escudos de la Orden Franciscana, de los Duques de Peñaranda y de la ciudad de Valladolid, cuna del este franciscano.
Te proponemos
Santuario San Pedro Regalado
A la afueras de esta pequeña población, perteneciente al municipio de Aranda, se ubica este importante convento franciscano fundado en 1404 por fray Pedro de Villacreces, protagonista de la reforma religiosa que tuvo como principal discípulo al vallisoletano San Pedro Regalado. Dicho convento-santuario fue objeto del patronato de la familia de los Zúñiga, condes de Miranda y duques de Peñaranda.
A lo largo del tiempo, fue escenario de algunos importantes acontecimientos y recibió la visita de destacados personajes, como los Reyes Católicos o el Cardenal Cisneros, quien venciendo la resistencia de la nobleza castellana, declaró aquí heredero de la Corona al futuro Carlos I de España y V de Alemania. Posteriormente visitarán este Santuario muchos de sus descendientes.
A la izquierda del zaguán de entrada se encuentra la Capilla de La Gloria. Originariamente, en este lugar se encontraba la primitiva iglesia del convento, después convertida en capilla de San Antonio. Un incendio acabó con ella en 1589, y pocos años después, en 1593, se reconstruyó bajo el mandato de don Juan de Zúñiga, Virrey de Nápoles. Adornan la capilla los escudos de armas de dicha familia junto a dos inscripciones que indican el enterramiento del patrono y su esposa.
La cabecera cuenta con un amplio retablo relicario con reliquias procedentes de Nápoles. Destaca, a mano izquierda, la lápida que cubrió la primera tumba de San Pedro Regalado. Una segunda tumba fue mandada construir por la Condesa de Haro a instancias de la Reina Isabel.
Más info
Se trata de un sepulcro de alabastro situado en el centro de la capilla, que se remata con el bulto yacente del Santo. A continuación se accede a la iglesia conventual, recinto de una sola nave que vino a sustituir a una más pequeña, consagrada en 1438. Debido a un incendio acaecido en 1699, la iglesia fue destruida y reedificada en el siglo XVIII. Sus paredes se encuentran cubiertas con lienzos pintados a imitación de tapices, en los que se representan escenas de la vida de San Pedro Regalado.
En la cabecera de la nave se encuentra el espacio más rico y con mayor carga simbólica de todo el convento: la Capilla de San Pedro Regalado, estancia barroca, de carácter centralizado, cubierta con cúpula con linterna. A uno y otro lado se sitúan dos retablos barrocos dedicados a San José y a San Antonio.
El conjunto está presidido por la efigie de San Pedro Regalado en estado de tránsito y acompañado de ángeles, el cual corona un bellísimo retablo que da paso al camarín, donde se encuentran los restos del Santo. En este espacio aparecen lienzos con milagros del Santo y una urna de alabastro, situada en el centro, que alberga sus cenizas. Dicha urna fue construida en 1910 con piezas originales del sepulcro que la Reina Isabel encargó a la Condesa de Haro en 1492, destruido posteriormente durante la ocupación francesa.
Cabe destacar los relieves góticos que la decoran, realizados en el taller de Simón de Colonia, y su coronamiento con cinco ángeles que portan los escudos de la Orden Franciscana, de los Duques de Peñaranda y de la ciudad de Valladolid, cuna del este franciscano.