Botica de Peñaranda de Duero
Botica de Peñaranda de Duero
El origen de esta antigua botica se remonta al siglo XVIII, cuando don Andrés Ximeno Camarero la fundó para que en ella ejerciese su hijo don Lucas Ximeno Briongos. A éste le sucedió
su hijo y así sucesivamente en línea directa de padres a hijos a lo largo de nueve generaciones, lo que ha permitido la permanencia de la botica hasta hoy día, siendo su actual titular D.ª María José Ximeno. Se trata de la farmacia en funcionamiento más antigua de España. Nada más entrar en ella es posible palpar el paso del tiempo y la esencia intacta de su estilo fundacional.
De acuerdo con las necesidades y usos de la época, la Botica se dotó del material, utensilios, instrumentos y medicamentos necesarios, así como de las dependencias exigidas por las ordenanzas de farmacia vigentes. Por ello, en primer término, nos encontramos con la botica, que adorna sus muros con una anaquelería hecha a medida que, a su vez, alberga una magnífica colección de botes de farmacia procedentes de Talavera. En ellos destaca el águila bicéfala de color azul cobalto del escudo de los Austrias sobre fondo blanco.
La moldura superior de los anaqueles sirve de soporte a un friso que contiene, a modo de cartelas, los nombres de los diferentes farmacéuticos de la familia Ximeno que ejercieron como titulares de la botica. En la actualidad, la farmacéutica sigue atendiendo a sus clientes tal y como se hacía en el pasado, es decir, éstos hacen su pedido o consulta a través de la puerta de acceso y ella les entrega el producto sin que el cliente llegue a penetrar en la botica.
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A continuación se accede a través de una pequeña puerta a la rebotica, recinto abovedado donde se alinean botes de la misma colección anterior combinados con recipientes de vidrio muy variados, cuyas etiquetas y tapas son originales, así como los primitivos medicamentos que contienen. En la parte baja, se dispone una doble fila de cajones destinados a guardar y conservar productos medicinales de origen vegetal.
La siguiente estancia contiene el antiguo laboratorio donde los boticarios elaboraban los medicamentos, la cual contiene los más diversos utensilios y aparatos propios del ejercicio profesional. Destaca al fondo un alambique de cobre rodeado de matraces, peroles y cazos, empleados en la realización de complicadas operaciones químico-galénicas. Otros objetos curiosos son una prensa para la obtención de jugos medicinales y distintas pesas, medidas, pildoreros, etc, además de una buena colección de libros, farmacopeas y recetarios utilizados a lo largo de los años.
El conjunto se completa con una serie de plantas y animales disecados colgados del techo y las paredes que fueron muy útiles en su momento para la preparación de medicamentos. El recorrido termina en un jardín donde se cultivaban las diferentes plantas medicinales que, tras su paso por el laboratorio, permitían la obtención de todo tipo de sustancias medicinales.
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Botica de Peñaranda de Duero
El origen de esta antigua botica se remonta al siglo XVIII, cuando don Andrés Ximeno Camarero la fundó para que en ella ejerciese su hijo don Lucas Ximeno Briongos. A éste le sucedió
su hijo y así sucesivamente en línea directa de padres a hijos a lo largo de nueve generaciones, lo que ha permitido la permanencia de la botica hasta hoy día, siendo su actual titular D.ª María José Ximeno. Se trata de la farmacia en funcionamiento más antigua de España. Nada más entrar en ella es posible palpar el paso del tiempo y la esencia intacta de su estilo fundacional.
De acuerdo con las necesidades y usos de la época, la Botica se dotó del material, utensilios, instrumentos y medicamentos necesarios, así como de las dependencias exigidas por las ordenanzas de farmacia vigentes. Por ello, en primer término, nos encontramos con la botica, que adorna sus muros con una anaquelería hecha a medida que, a su vez, alberga una magnífica colección de botes de farmacia procedentes de Talavera. En ellos destaca el águila bicéfala de color azul cobalto del escudo de los Austrias sobre fondo blanco.
La moldura superior de los anaqueles sirve de soporte a un friso que contiene, a modo de cartelas, los nombres de los diferentes farmacéuticos de la familia Ximeno que ejercieron como titulares de la botica. En la actualidad, la farmacéutica sigue atendiendo a sus clientes tal y como se hacía en el pasado, es decir, éstos hacen su pedido o consulta a través de la puerta de acceso y ella les entrega el producto sin que el cliente llegue a penetrar en la botica.
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A continuación se accede a través de una pequeña puerta a la rebotica, recinto abovedado donde se alinean botes de la misma colección anterior combinados con recipientes de vidrio muy variados, cuyas etiquetas y tapas son originales, así como los primitivos medicamentos que contienen. En la parte baja, se dispone una doble fila de cajones destinados a guardar y conservar productos medicinales de origen vegetal.
La siguiente estancia contiene el antiguo laboratorio donde los boticarios elaboraban los medicamentos, la cual contiene los más diversos utensilios y aparatos propios del ejercicio profesional. Destaca al fondo un alambique de cobre rodeado de matraces, peroles y cazos, empleados en la realización de complicadas operaciones químico-galénicas. Otros objetos curiosos son una prensa para la obtención de jugos medicinales y distintas pesas, medidas, pildoreros, etc, además de una buena colección de libros, farmacopeas y recetarios utilizados a lo largo de los años.
El conjunto se completa con una serie de plantas y animales disecados colgados del techo y las paredes que fueron muy útiles en su momento para la preparación de medicamentos. El recorrido termina en un jardín donde se cultivaban las diferentes plantas medicinales que, tras su paso por el laboratorio, permitían la obtención de todo tipo de sustancias medicinales.