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Las salinas de Poza

Las salinas de Poza

Milenarias salinas

El diapiro de Poza es una de las estructuras geomorfológicas más singulares de Burgos. Con forma circular y semejante a un gran cráter de más de dos kilómetros de diámetro, constituye la chimenea por la que han aflorado a la superficie los materiales salobres, explotados en las antiguas salinas. La sal de este antológico ejemplo de diapiro fue explotada por el ser humano desde tiempos prehistóricos. Existe constancia arqueológica de la presencia de grupos celtibéricos en la zona, en concreto de autrigones, que instalaron un castro fortificado en la roca que se alza en el centro del diapiro, El Castellar, y que pudo llamarse Salionka. Los romanos fueron quienes organizaron la explotación sistemática del salero pozano y, gracias a ello, fundaron la importante ciudad de Flavia Augusta.
En el pasado, la sal era tan importante y estratégica que, desde 1564 hasta 1868, la Corona Española detentó el monopolio sobre su venta en todo el territorio. Las de Poza de la Sal fueron unas de las más rentables para la Hacienda Real, por lo que se dotaron de una serie de estructuras para su buen funcionamiento.
De esa interesante arquitectura industrial han llegado hasta nuestros días los almacenes reales de El Depósito, Trascastro y La Magdalena, y la Casa de Administración de las Reales Salinas. Los tres primeros están en ruinas, pero en el último edificio se localiza el interesante Centro de Interpretación de las Salinas.

Complicada extracción
A diferencia de otras salinas en las que la sal brotaba disuelta en el agua de los manantiales, en Poza era necesario extraerla de sus vetas subterráneas excavando profundos pozos —conocidos como cañas— y galerías, en los que se inyectaba el agua que regresaba a la superficie convertida en salmuera. Posteriormente, esta salmuera se extendía para su cristalización, mediante una complicada y extensa red de finos canales labrados en madera de pino, en unas superficies planas y rectangulares llamadas eras. En muchos casos, para salvar los pronunciados desniveles del estrecho valle, las eras se levantaban aterrazadas sobre pilares de madera alineados. El sol y el viento del verano burgalés completaba el trabajo de los esforzados salineros.

Recuperación patrimonial
En los últimos años, y gracias a los fondos europeos, al Ayuntamiento de Poza de la Sal y a la asociación Amigos de las Salinas, se ha recuperado una buena parte de las salinas. En concreto, la emblemática zona de Rusalado con sus pozos, pozas, cañas, eras y demás infraestructuras ha sido restaurada. El trabajo es espléndido y los resultados saltan a la vista.

Flotar en las salinas
En las salinas de Poza de la Sal se puede disfrutar de una experiencia única. En las pozas donde se embalsaba la salmuera antes de ser distribuida por las eras, la concentración de sal es tan elevada que es imposible hundirse en el agua, igual que si se estuviese bañando en el Mar Muerto.
También llama la atención el color rosado del agua, producido por la abundancia de un minúsculo crustáceo, la Artemia salina, exclusivo de las aguas salobres.

+INFO
La zona se puede visitar de forma libre, ya que existen numerosos paneles explicativos, o a través de una interesante visita guiada que se puede concertar en la oficina de turismo de la localidad.
Tel: 947 30 20 24
La sal de Poza es una de las mejores y más puras de España gracias a su extracción de vetas minerales subterráneas con cerca de 200 millones de años de antigüedad.

Merece la pena adquirir un tarro en algún comercio local o en la web: saldepoza.com



Distancia: 63 Km
Localidades por las que discurre:
Aranda de Duero, La Vid, Peñaranda de Duero, Roa, Vadocondes

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El diapiro de Poza es una de las estructuras geomorfológicas más singulares de Burgos. Con forma circular y semejante a un gran cráter de más de dos kilómetros de diámetro, constituye la chimenea por la que han aflorado a la superficie los materiales salobres, explotados en las antiguas salinas. La sal de este antológico ejemplo de diapiro fue explotada por el ser humano desde tiempos prehistóricos. Existe constancia arqueológica de la presencia de grupos celtibéricos en la zona, en concreto de autrigones, que instalaron un castro fortificado en la roca que se alza en el centro del diapiro, El Castellar, y que pudo llamarse Salionka. Los romanos fueron quienes organizaron la explotación sistemática del salero pozano y, gracias a ello, fundaron la importante ciudad de Flavia Augusta.
En el pasado, la sal era tan importante y estratégica que, desde 1564 hasta 1868, la Corona Española detentó el monopolio sobre su venta en todo el territorio. Las de Poza de la Sal fueron unas de las más rentables para la Hacienda Real, por lo que se dotaron de una serie de estructuras para su buen funcionamiento.
De esa interesante arquitectura industrial han llegado hasta nuestros días los almacenes reales de El Depósito, Trascastro y La Magdalena, y la Casa de Administración de las Reales Salinas. Los tres primeros están en ruinas, pero en el último edificio se localiza el interesante Centro de Interpretación de las Salinas.

Complicada extracción
A diferencia de otras salinas en las que la sal brotaba disuelta en el agua de los manantiales, en Poza era necesario extraerla de sus vetas subterráneas excavando profundos pozos —conocidos como cañas— y galerías, en los que se inyectaba el agua que regresaba a la superficie convertida en salmuera. Posteriormente, esta salmuera se extendía para su cristalización, mediante una complicada y extensa red de finos canales labrados en madera de pino, en unas superficies planas y rectangulares llamadas eras. En muchos casos, para salvar los pronunciados desniveles del estrecho valle, las eras se levantaban aterrazadas sobre pilares de madera alineados. El sol y el viento del verano burgalés completaba el trabajo de los esforzados salineros.

Recuperación patrimonial
En los últimos años, y gracias a los fondos europeos, al Ayuntamiento de Poza de la Sal y a la asociación Amigos de las Salinas, se ha recuperado una buena parte de las salinas. En concreto, la emblemática zona de Rusalado con sus pozos, pozas, cañas, eras y demás infraestructuras ha sido restaurada. El trabajo es espléndido y los resultados saltan a la vista.

Flotar en las salinas
En las salinas de Poza de la Sal se puede disfrutar de una experiencia única. En las pozas donde se embalsaba la salmuera antes de ser distribuida por las eras, la concentración de sal es tan elevada que es imposible hundirse en el agua, igual que si se estuviese bañando en el Mar Muerto.
También llama la atención el color rosado del agua, producido por la abundancia de un minúsculo crustáceo, la Artemia salina, exclusivo de las aguas salobres.

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La zona se puede visitar de forma libre, ya que existen numerosos paneles explicativos, o a través de una interesante visita guiada que se puede concertar en la oficina de turismo de la localidad.
Tel: 947 30 20 24
La sal de Poza es una de las mejores y más puras de España gracias a su extracción de vetas minerales subterráneas con cerca de 200 millones de años de antigüedad.

Merece la pena adquirir un tarro en algún comercio local o en la web: saldepoza.com



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Aranda de Duero, La Vid, Peñaranda de Duero, Roa, Vadocondes
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