Colegiata de San Pedro de Lerma
Colegiata de San Pedro de Lerma
En el extremo occidental de la villa de Lerma se alza la colegiata de San Pedro, levantada desde 1613 para sustituir a la modesta iglesia parroquial preexistente, cuyas obras habían quedado
paralizadas en el siglo XVI.
Exteriormente presenta una notable sencillez. La fachada principal se halla presidida por la torre articulada en cuatro cuerpos. El acceso al edificio se hace a través de una sencilla portada clasicista con una hornacina con la imagen de San Pedro.
Si en el exterior dominan los elementos clasicistas, en el interior se produce una clara síntesis entre la tradición medieval y la arquitectura del bajo Renacimiento; el edificio se plantea como una magna construcción de planta de salón. El espacio se dispone en cinco tramos que rematan en una cabecera de carácter semicircular, en torno a la cual se desarrolla una girola de menor altura que las naves.
Grandes pilares cilíndricos con capiteles jónicos y pilastras, de este mismo orden, adosadas a los muros externos, sirven de apoyo a las bóvedas, cuyos nervios descansan sobre un fragmento de entablamiento cortado. Las bóvedas, de terceletes y estrelladas, responden a modelos heredados del mundo tardo-gótico.
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Aparecen profusamente decoradas con claves ornamentales y heráldicas. En la girola se abren dos capillas gemelas ubicadas a ambos lados de la sacristía. En los pies del templo se disponen la contaduría y el baptisterio, dos pequeñas estancias de planta rectangular. De las piezas que se guardan en la iglesia, la más antigua es la pila bautismal, románica del siglo XIII.
El ámbito más significativo del templo es el presbiterio, en donde se levanta un soberbio retablo barroco, iniciado en 1690 con diseño del pintor Manuel Martínez Estrada y ensamblado por Diego de Suano; las esculturas fueron talladas en 1692 por el Maestro Juan de Ávila. A ambos lados de esta obra se abren, en la zona más alta, dos balconcillos cerrados por celosías que comunican con el convento de clarisas.
Frente al presbiterio se ubica el coro, amplio espacio en forma de “U” con amplia sillería coral de dos pisos. Los órganos, que se levantan sobre los cierres laterales, fueron ejecutados por el famoso organero cortesano Diego de Quijano.
Junto al retablo mayor destaca, en la zona del presbiterio, la magnífica escultura orante de don Cristóbal de rojas y Sandoval, arzobispo de Sevilla y tío del duque. El modelo fue realizado por Pompeo Leoni y su realización efectiva por Juan de Arfe. El difunto aparece arrodillado orante y se halla vestido de pontifical con lujosa capa pluvial decorada. El virtuosismo de este bronce alcanza sus máximas cotas en la cabeza del arzobispo.
De los retablos de la zona de la girola sobresale el de Nuestra Señora de la Piedad de 1680, con interesante talla de esta advocación, del siglo XVI. En la cabecera se encuentra la capilla del Santo Cristo con retablo rococó. Desde la girola se accede también a la sacristía, que se levanta en el eje de la iglesia con cajonería del s. XVII que guarda ricos ornamentos litúrgicos. Aquí se encuentra una bella mesa de piedras duras, de orígenes italianos, donada por el duque. En las pareces se encuentran varias pinturas de interés.
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Colegiata de San Pedro de Lerma
En el extremo occidental de la villa de Lerma se alza la colegiata de San Pedro, levantada desde 1613 para sustituir a la modesta iglesia parroquial preexistente, cuyas obras habían quedado
paralizadas en el siglo XVI.
Exteriormente presenta una notable sencillez. La fachada principal se halla presidida por la torre articulada en cuatro cuerpos. El acceso al edificio se hace a través de una sencilla portada clasicista con una hornacina con la imagen de San Pedro.
Si en el exterior dominan los elementos clasicistas, en el interior se produce una clara síntesis entre la tradición medieval y la arquitectura del bajo Renacimiento; el edificio se plantea como una magna construcción de planta de salón. El espacio se dispone en cinco tramos que rematan en una cabecera de carácter semicircular, en torno a la cual se desarrolla una girola de menor altura que las naves.
Grandes pilares cilíndricos con capiteles jónicos y pilastras, de este mismo orden, adosadas a los muros externos, sirven de apoyo a las bóvedas, cuyos nervios descansan sobre un fragmento de entablamiento cortado. Las bóvedas, de terceletes y estrelladas, responden a modelos heredados del mundo tardo-gótico.
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Aparecen profusamente decoradas con claves ornamentales y heráldicas. En la girola se abren dos capillas gemelas ubicadas a ambos lados de la sacristía. En los pies del templo se disponen la contaduría y el baptisterio, dos pequeñas estancias de planta rectangular. De las piezas que se guardan en la iglesia, la más antigua es la pila bautismal, románica del siglo XIII.
El ámbito más significativo del templo es el presbiterio, en donde se levanta un soberbio retablo barroco, iniciado en 1690 con diseño del pintor Manuel Martínez Estrada y ensamblado por Diego de Suano; las esculturas fueron talladas en 1692 por el Maestro Juan de Ávila. A ambos lados de esta obra se abren, en la zona más alta, dos balconcillos cerrados por celosías que comunican con el convento de clarisas.
Frente al presbiterio se ubica el coro, amplio espacio en forma de “U” con amplia sillería coral de dos pisos. Los órganos, que se levantan sobre los cierres laterales, fueron ejecutados por el famoso organero cortesano Diego de Quijano.
Junto al retablo mayor destaca, en la zona del presbiterio, la magnífica escultura orante de don Cristóbal de rojas y Sandoval, arzobispo de Sevilla y tío del duque. El modelo fue realizado por Pompeo Leoni y su realización efectiva por Juan de Arfe. El difunto aparece arrodillado orante y se halla vestido de pontifical con lujosa capa pluvial decorada. El virtuosismo de este bronce alcanza sus máximas cotas en la cabeza del arzobispo.
De los retablos de la zona de la girola sobresale el de Nuestra Señora de la Piedad de 1680, con interesante talla de esta advocación, del siglo XVI. En la cabecera se encuentra la capilla del Santo Cristo con retablo rococó. Desde la girola se accede también a la sacristía, que se levanta en el eje de la iglesia con cajonería del s. XVII que guarda ricos ornamentos litúrgicos. Aquí se encuentra una bella mesa de piedras duras, de orígenes italianos, donada por el duque. En las pareces se encuentran varias pinturas de interés.