La magnífica ex colegiata de Santa María de Valpuesta se disputa con los Monasterios Suso y Yuso en San Millán de la Cogolla (La Rioja) el título de “cuna del castellano”

El obispo Juan vio la necesidad de fundar la diócesis de Valpuesta en el siglo IX para atender las necesidades religiosas de los repobladores cristianos. Dicha diócesis se fundó en el año 804, pero con el avance de la repoblación fue perdiendo importancia a favor de la emergente diócesis de Oca, a la que cedió su obispado en el año 1087. Los monjes-canónigos del monasterio-colegiata de Valpuesta ejercieron una amplia jurisdicción civil y religiosa sobre la villa desde el año 804 hasta 1761. La colegiata fue declarada Bien de Interés Cultural en 1992.

La importancia de Valpuesta en los primeros tiempos de la Edad Media se refleja en sus numerosos códices y en su cartulario, compuesto por 184 documentos, fechados entre el 804 y el 1140. Actualmente se encuentran en el Archivo Histórico Nacional. En ellos se distinguen rasgos de la primera lengua romance castellana y de su evolución.

La magnífica colegiata gótica de Valpuesta, construida en el año 1342, tiene una sola nave, de porte catedralicio, y cabecera poligonal iluminada por amplios ventanales. Un impresionante retablo renacentista, del siglo XVI, dedicado a la Virgen María, preside el templo. En él aparecen escenas de la vida de María, inspiradas en grabados manieristas italianos en cuya realización intervinieron primeramente Felipe Vigarny y posteriormente los hermanos Rodrigo y Martín de La Haya. Este majestuoso templo se completa con bellas vidrieras góticas. El pórtico situado en el muro norte, bajo el que se encuentra la portada gótica de acceso al templo, es del siglo XVIII y la poderosa torre de estilo neoclásico fue levantada a comienzos del siglo XIX.

Dentro del conjunto se aprecia también un claustro gótico, en el que fueron enterrados miembros de las familias de la nobleza local: los Guinea, los Pinedo, los Salazar y los Velasco. Entre sus joyas artísticas hay que mencionar una cruz procesional de uno de los orfebres más importantes de la época de los Reyes Católicos, Bernardino de Porras.

El templo cuenta también con dos capillas adosadas al sur de la nave, varios retablos de diferentes épocas y estilos y un gran órgano sobre el coro.